Clownteresante

MALESSO Y SU KING KONG

Malesso acaba de editar su nuevo vídeo con la fantástica canción "King Kong se lo pensó mejor".
Letra comprometida y vídeo payaso, la mejor mezcla posible.
Por favor, no os lo perdáis.





Bestiario del Circo - Pepe Viyuela

Ilustraciones de Miguel Cubero. Prólogo de Andrés Aberasturi


El circo, como un animal perseguido, se refugia hoy en el único lugar que le queda para vivir: la reserva de nuestra propia imaginación, la capacidad para soñar y enamorarnos que aún nos queda en medio de un mundo cada vez más tecnificado y frío.


El circo, más que un espectáculo, es un modo de entender la vida, un ser vivo en sí mismo, que nos hermana y enlaza con nuestra parte más ancestral, más atávica, aquella en la que aún es posible entenderse con las fieras, o jugar con la muerte en un trapecio, que es el gran cielo de los equilibristas.


Los payasos y los magos, los malabaristas, los caballos, la pista y sus luces, los globos, carromatos, la lona que todo lo cubre y lo ampara, forman el bestiario más amable, el paraíso perdido a cuyo retorno estamos condenados si no queremos terminar siendo simplemente hermanos de las máquinas, o peor aún: sus víctimas.

Pepe Viyuela

A continuación, os dejamos un extracto de la obra y una entrevista al autor.
El mago debe su existencia a su capacidad para deslumbrar al espíritu, a ser capaz de describirnos sin palabras la incógnita de los orígenes, y a saber romper los hilos de la lógica para crear otros vínculos entre las causas y los efectos.
Es experto en hacer quiebros a lo razonable. Mostrando infinitas posibilidades para lo común y lo esperado. Que deja de serlo cuando él lo desbarata. Lo vulgar entre sus manos y sus pañuelos se convierte en lo que menos podíamos imaginar, dudamos de lo que vemos y quisiéramos entrar en la trastienda de sus ojos para ver a través de ellos. […]
Sus ramos de flores, de súbita aparición, les nacen en eterno de la palma de la mano. Son flores que han regado con su sangre, una pócima de vida, teñida de bermellón, una sangre que circula por el aire y por la tierra, por la espalda de los unicornios, y que cuando se cortan tiñe los cuchillos de invisible y los transforma en bastón o en cuerda de nudos. Si una gota de su sangre cayera al suelo, al instante brotaría una columna de mariposas y pañuelos de colores, amanecería varias veces seguidas solo en ese punto de la tierra. Si la sangre nos tocara, estaríamos durante varias horas apareciendo y desapareciendo como un luminoso de neón.




Opiniones de un payaso.


"Soy un payaso y colecciono momentos", con estas palabras se describe a sí mismo Hans Schnier, un artista venido a menos, destruido por la pérdida de un horizonte social y personal que le es tan ajeno como la felicidad que le ha sido vetada. Narrada en primera persona, Opiniones de un payaso es la obra con la que Heinrich Böll se situó definitivamente en el centro de la conciencia alemana, no solamente de la literaria sino sobre todo de la moral, política y religiosa. Católico ferviente, Böll se sintió obligado a manifestar su repugnancia ante las formas de adulteración y perversión que ciertos elementos representativos del catolicismo alemán creyeron conveniente adoptar con el fin de defender posiciones del poder político.
A través de la irónica, inconformista, y a la vez conmovedora historia de "su payaso", Böll quiso devolver al catolicismo la conciencia de su espiritualidad y de sus deberes con las personas y sus humildes y patéticas pasiones individuales. Humor y ternura converesten estas páginas en el magistral retrato de una sociedad hipócrita y materialista, en una crítica feroz capaz de sobrecoger al admirado lector. No en vano ha sido éste uno de los mayores best-sellers de la literatura alemana de posguerra y hoy día, un clásico imprescindible.

Os dejamos un extracto de la obra para que os sirva de apertivo de esta recomendación literaria.

Había dejado la escuela, acabando el sexto curso con veintún años. Los sacerdotes habían sido muy amables, hasta me habían dado una reunión de despedida, con cerveza y bocadillos, cigarrillos y, para los no fumadores, chocolate, y yo interpreté para mis condiscípulos toda clase de números: plática católica y plática evangélica, obreros son el sobre que contenía la paga, y también toda suerte de bufonadas e imitaciones de Charlot. Incluso pronuncié un discurso de despedida: "Sobre el faslo supuesto de que el bachillerato es un requisito para la eterna salvación." Fue una emotiva despedida, pero en casa estaban disgustados conmigo. Sugirió a mi padre que me hiciera "bajar a la mina", y mi padre me preguntaba continuamente qué quería ser, y yo dije "payaso". Dijo: "Querrás decir actor -bien-, quizás pueda enviarte a una escuela." "No", dije, "actor no, he dicho payaso, y las escuelas no me sirven para nada". "Pero ¿qué te has creído?", preguntó. "Nada", dije, "nada".